Aunque pensemos que no es necesario, tenemos que preparar la llegada del hermanito (o hermanita) a la familia. Todo va muy bien, mientras en casa papá y mamá no se comparten con nadie. Todos los mimos son para él (o ella) pero también los juguetes, los juegos y toda la atención de la casa. Por eso, tenemos que tener especial cuidado a la hora de incorporar un nuevo miembro a la family. El proceso es muy importante, antes, durante y después.
Preparar la llegada del hermanito durante el embarazo
Ya cuando estaba embarazada, le hablábamos del nuevo hermanito a diario. Todos los días hablábamos con el bebé, le poníamos canciones, bailábamos e incluso le contábamos las historias que habíamos vivido durante el día. Es importante que tu hijo ya sepa que va a tener un hermanito y que lo sienta como tal. Que tenga las mismas ganas que tienes tú de verle y de jugar con él. Esto, no se consigue de un día para otro, exige un proceso y no hay mejor momento que comenzar durante el embarazo.
En casa, fuimos muy insistentes con que tener un hermanito es lo mejor que te puede pasar en la vida. Tienes un compañero de juegos, de aventuras y de lágrimas, que te acompañará siempre. Y este sentimiento de familia es importantísimo para nuestros hijos. Tienen que sentir que viven en familia y que todos somos importantes.

Llegó el día del parto
Y papá Capotinas tuvo que quedarse un par de días en el hospital conmigo y con el bebé, como es normal. Pues bien, en el HUCA dejan pasar a los niños pequeños a visitar a sus hermanos. Y nuestro hijo, no pudo estar más emocionado e ilusionado con verle. Fueron dos días larguísimos esperando para conocerle, llevarle unos globos e ¡incluso un juguete! Por eso, ese amor incondicional por la familia y por su hermano, lo lleva consigo desde el primer minuto que supo que ya no sería hijo único. Al volver a casa, los cuatro, la sensación es indescriptible. Porque ya no sois tres, porque la familia aumenta y además, este segundo hijo se vive de otra manera. Como con más pausa, menos miedo y más tranquilidad. Supongo que te habrá pasado lo mismo.
Y tras los primeros meses…
La experiencia no puede ser mejor. Además es verano, y ya no hay cole, con lo que estamos en casa todo el día, sin horarios, sin fechas en el calendario y sin prisas. Disfrutando en familia, del buen tiempo (cuando en Asturias hace bueno), de la playa, del parque, de la piscina o incluso, de levantarnos a la hora que nos da la gana.
El bebé está alucinado, no sabe hablar pero…¡si pudiera! si pudiera, seguro que sería para saltar de alegría y emoción. Parece que habla con la mirada, cuando ve a su hermano saltar, jugar con los juguetes o incluso cantar la canción de Bingo & Rolly. No sé por qué, pero me da que se van a llevar muy bien y estamos encantados.
También es cierto que no hay roces porque el bebé no interactúa, supongo que discutirán como todos los hermanos cuando uno coja los juguetes del otro, cuando regañes a uno y al otro no o incluso, cuando haya un premio (o chuche) de por medio.
Tener un hermano
Es lo mejor que le puede pasar a nuestros hijos. Lo veo todos los días y siento que nunca más se aburrirá, que alguien le acompañará toda la vida y tendrá una persona con la que hablar, vivir momentos buenos y malos y sobre todo, sentir la pertenencia a una familia. Porque en la vida, no hay nada mejor que la familia y cuando hay niños por el medio, es realmente fantástica.
Por cierto, ayer hemos ido a la playa y la logística es tremebuuuunda. Os lo contamos en el podcast de #PADRES. El trabajo es más del doble, la logística, la gestión del tiempo y el consumo de recursos (dinero y tiempo) es muy notable en comparación a tener un sólo hijo. Pero merece le pena. Y mucho.
¿Y tú? ¿Notaste el cambio de 1 a 2?
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