Muchas de mis amigas me comentaban que lo estaban pasando fatal con el primer hijo (en edad comprendida entre los 2 y los 3 años) y que acababan agotadas. Que no sabían qué hacer. Esto sumado a un segundo bebé con apenas unos meses, hacía que estuviesen definitivamente para el arrastre. Mi pequeño Capotinas aún tenía 20 meses y no entendía muy bien por qué se quejaban tanto. Ahora, recién cumplidos los tres añitos ya sé perfectamente de qué me hablaban…
No es que sea una etapa mucho más complicada que la que pasamos cuando no dormía o le estaban saliendo los dientes. Aquello fue muy duro. Ahora es diferente, porque antes, el bebé estaba quieto y durante el día tampoco daba mucho trabajo. Lo que tenemos ahora en casa, es directamente la guerra.
Cumple los dos años y comienza la fiesta
Ya empieza a interactuar con todo el mundo y a hacerse mucho más sociable, porque ya entiende mucho más (comprende todo lo que le dices y escucha = peligro) y ya se integra en su entorno más cercano. A partir de los dos años, son muy graciosos, porque comienzan a hablar con soltura y fluidez y la verdad, te lo pasas genial con ellos. Eso sí, estos pequeños son listos como un rayo y te las preparan a la mínima de cambio. No les puedes dejar solos ni un minuto porque puedes prepararte para lo peor. Si no les escuchas…malo

Su día a día es bien sencillo, desde que se levanta hasta que se acuesta, no para ni un solo minuto. Lo toca todo, lo coge (o intenta coger) cueste lo que cueste y sobretodo está obsesionado con móviles y tablets. Por supuesto, no toca ni uno. De ahí viene su adicción.
¿Que sería más fácil dejándole ver vídeos en YouTube todo el día? Sin duda. Pero preferimos dejar este plan B para cuando tenemos algo especialmente importante y necesitamos que esté quieto un ratito. Entiendo que dependerá mucho de la personalidad de cada uno, pero vamos, este manso precisamente no es.
Ahora, ya piensa muchísimas cosas y te contesta. Si si, como lo oyes. Todas las noches se repite la misma histoooooria, “A cenar” (Mamá) “Que nooooo que quiero ver patrulla, nooooo” (Él). Cuando por fin logro traerlo a la cocina, empieza con el baile de san vito…es que no está quieto ni un minuto. Solamente bajo amenaza de no leer el cuento. Y poco le dura.
Las perretas
Continuamente las pilla. Por todo, por ir a bañarse, por no querer merendar, porque una pieza de Lego no le encaja en sus bloques, porque perdió el coche azul que tenía ayer por la tarde (vete tú a saber dónde está el dichoso coche). Y así. Una detrás de otra. Desde por la mañana hasta por la noche. Obviamente la paciencia tiene un límite y a mí cuando llega la noche ya no me queda. Estoy de los nervios, al límite. Cualquier día llamo a La Patrulla Canina para que vengan al rescate de mamá.
No hablemos del salón, si si, ese salón de juegos o habitación del pánico mejor dicho, que ya no tiene ningún tipo de adorno y cuya televisión tiene más huellas que una máquina de DNI. ¿El sofá? Hace dos años era de color beige, ahora es una mezcla de kh7, tomate, galletas, pis, amoniaco y zumo. Auténtico lujo.
Lo que más me fastidia es que muchas de las cosas que hace, las hace sabiendo que están mal hechas. Entiendo que es para que le presten atención, pero cómo las lía…ahora eso sí, cuando vas a regañarle, te hace la pelota de manera profesional. Te da mimitos, abrazos y te dice: Mami, no voy a hacerlo nunca más….

Es muy cabezón
Y tiene que ser lo que él diga. Se empeña en ir a la compra con su carrito pequeño lleno de Playmobil y al final, tengo que cargar con el carro, las bolsas, él porque ya está cansado y los Playmobil. Podría decirle que no lo llevamos, pero entonces dos horas de llanto y gritos. No sé qué es peor. Ahora le da por ir por la calle suelto, a su aire, como si fuese mayor.
No quiere ir de la mano y si lo hace, va al paso de la pulga, tirando de mí y dejándose caer. Vamos…que llego a casa molida. Por supuesto, a todo contesta que no. No a salir, no a estar en casa, no a merendar, no a bañarse…NO A TODO.
En fin, supongo que esto será el pan de cada día de todas vosotras que tenéis niños entre los dos y los tres años. ¿Y el tuyo qué tal se porta? ¿Te las lía parda como a mí?
Ya me cuentas. Espero tus comentarios.
Un besito,
Cris Rodríguez
– Mami fundadora y creativa de la firma de ropa para bebé hecha a mano capotinas.com –

Has descrito a mi hija de los pies a la cabeza, incluidas sus rabietas en el suelo (como si el suelo tubiera la culpa que el tapón que lleva en una mano no encaja con el bote de la otra) Me encanta leerte… De verdad que en casi todas las ocasiones eres de gran ayuda y cojer un poco de aire!!!! Gracias por tus escritos!!!!
María!!!! un millón de gracias por escribirnos un comentario, no te imaginas la ilusión que nos hace. Sí hija, la verdad es que son tremendos; ¿te cuento la de hoy? Quedan 10 minutos para ir al cole corriendo, sin querer caliento demasiado el yogur de fresa en el microondas, lo tengo que tirar ¡y que si quieres arroz Catalina! Ya está montada, no le vale de melocotón, era justo ese, el de fresa ¡y no quedan más! Abres la nevera, se cae el bacon al suelo, ya no llegas al bus, no come el yogur, tu ya estás de los nervios…En fin. Niños, son sólo niños. A los 28 se les pasa, tranquila 😀 jajaja
Un besito enorme y mil gracias a ti,
Cris