Después de los dientes, las noches sin dormir y las tomas cada 3 horas, hemos pasado la peor semana de los últimos años. Siempre escuchas a otros padres con hijos un poco más mayores decir que cuando empiezan la etapa escolar, es un virus continuo, que enlazan un catarro con otro y sobretodo los primeros años de cole.
Si no es un catarro, es una gastroenteritis, una gripe etc. Los mocos parece que se han instaurado en esta casa porque llevamos desde septiembre viviendo con ellos. Por no hablar de nuestra amiga la tos…¡qué noches tan maravillosas nos hace pasar!
¿Quién cuida a quién?
Realmente no sé quién lo ha cogido primero, pero la cuestión es que nuestro pequeño comenzó a tener un poco de malestar de estómago, que acabó en vómitos puntuales. Después, mocos y tos muy fea. Parecía un cavernícola tosiendo…Bueno la cosa quedó ahí pero a los tres días, empezó Papá Capotinas. Mismos síntomas, mismo malestar. La verdad es que estaba muy fastidiado y en ese justo momento…me tocó a mí. ¡Vaya por dios! los tres integrantes del equipo malos con catarro o gastroenteritis. Vamos un virus.
La peor parte se la lleva el pequeño porque no salimos del Dalsy. Papá Capotinas no puede tomar nada porque en el médico le han dicho que es un virus y hay que pasarlo. Paracetamol, dieta y mucha agua. Y a mí pues más de lo mismo. En estos momentos es cuando te das cuenta de lo mal que puede ir una casa en ciertos momentos. Lo que puede llegar a torcerse todo y a complicarse.
Si todos estamos malos, no se va al cole y quizá en algún momento puntual tampoco al trabajo ¿cómo nos repartimos? ¿quién cuida a quién?. No sé si te habrá pasado alguna vez, pero este tipo de virus tienen un pico álgido que estás muy chungo. No tienes cuerpo pa‘ná, todo te duele, tienes frío, fiebre, a veces calor, no tienes hambre, etc. Parece que has corrido dos maratones, hecho tres Caminos de Santiago y dos tabata de Crossfit. Directamente, no puedes con la vida.
Pues ahí es donde te das cuenta de que es ingestionable porque si papi y mami están malitos, ¿cómo cuidamos del pequeño? Pues como se pueda, sin intentar pegarle nada nuevo que él ya no traiga del cole y lo empeore aún más si cabe.

Los daños colaterales
Cuando han pasado dos días te das cuenta de que no ves la pared del salón porque la montonera de ropa que hay para planchar lo ocupa todo. Es una especie de Everest de ropa limpia y arrugada por planchar. Vas a la terraza y te encuentras que no ha amanecido…¡ah no! lo que sucede es que tienes dos veces más de montonera de ropa sucia y no entra la luz por la ventana. Has cambiado dos veces al día sábanas, edredones, fundas de cojines y mantas. A nadie le quedan pijamas limpios y empiezas a utilizar ropa secundaria, como la de ir al gimnasio, para andar por casa.
Te empiezas a desesperar, sabes que os llevará semanas recuperar la normalidad en el día a día. Pero te entra hambre y mucha sed, de repente. Ahora mismo crees que te comerías un caballo entero, pero lo que más te apetece del mundo por encima de todo es…¡chocolate! corres al armario y solamente hay unas tristes galletas revenidas y uvas pasas. No es plan…
Con algo de esperanza, abres la nevera para comer un yogur o beber un vaso de zumo ¿y qué te encuentras? Dos zanahorias pochas, un pimiento y mantequilla. Directamente, te quieres morir. Nadie ha podido ir a la compra y estás hasta el gorro de comer pasta.
Realmente si lo piensas bien, estás como cuando volviste de aquel viaje a la Riviera Maya. Sin ropa. Sin comida. Reventada. Eso sí, sin lucir moreno…
Todo pasa
Y de repente un día duermes 10 horas, pillas la gran sudada, te levantas por la mañana y la pesadilla ha pasado. Se ha esfumado, estáis todos bien, recuperados y tenéis mucha hambre. Hace un buen día, sale el sol y con resignación piensas en lo que habéis pasado…
Ese día paras en el parque de la que volvéis del cole y te comentan todos los padres del resto de niños que han estado fatal, que hay un virus, que da catarro con malestar de estómago y que lo tiene todo el mundo. Respiras aliviada y piensas que ya ha pasado todo pero….
El lunes hay cole de nuevo y lo siento por decírtelo ahora, ésta no será la última vez.
Un besito,
Cris Rodríguez
– Mami fundadora y creativa de la firma de ropa para bebé hecha a mano capotinas.com –

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