No sé si a tu hijo también le pasa, pero al nuestro, continuamente. Tiene la capacidad de aplicar una fuerza desmesurada (toda la que tiene) cuando juega conmigo. Por supuesto, jugamos a lo bestia y a él, este tipo de juegos le encantan. Sí, también nos damos abrazos y demás mimos, leemos libros por la noche y hacemos dibujos con los colores. Pero lo que más nos gusta es la acción.
Es llegar a casa y ponerse como loco, empieza a saltar en el sofá, a gritar, a correr de un lado para otro. Papi, papi ¿»jugas»? Sólo quiere que juguemos, a lo que sea, a los coches, al balón o simplemente que nos sentemos los dos a ver tranquilamente La Patrulla Canina. Parece estar esperando todo el día a que llegue de trabajar para jugar. Cuando dan las 19:00 de la tarde empieza la fiesta. Incluso ahora que es un poco más mayor ya me pregunta ¿Papá por qué tienes que ir a trabajar? Te echo mucho de menos… y a mi me dan ganas de llorar. Está claro que mami, es mami. Pero a medida que va creciendo me voy dando cuenta como le mola mucho estar con su papá. Porque con papi se hacen todas las maldades del mundo, porque además como está menos tiempo conmigo, me consiente muchas cosas y el ratito que jugamos juntos, es para disfrutar y nunca me riñe. Ya, aquello del poli bueno, poli malo. Qué le vamos a hacer, yo estoy deseando llegar a casa y abrazarle sin parar.
Cuando era bebé, tuvo una etapa en la que solamente quería estar con mami. Para todo, ¡no lo podía ni tocar! Pero desde hace una temporada hacía aquí, tiene unas ganas locas de pasar el tiempo con su papá.
Jugando a lo bestia | Por qué tu hijo juega a lo burro
Se pasa mejor. Nos encanta jugar a peleas, como dice él. A mí me tiene preocupado, porque en septiembre empieza al cole y no me imagino diciéndole a la profe ¿Jugamos a pelea? Con papi «jugo» a peleas… Esto no es más que, subirse al sofá y tirarse encima de mí. Eso sí, con todo su peso y fuerza posible. No te imaginas el daño que me hace cuando me da un cabezazo en la nariz sin querer.
Aún me acuerdo cuando me atizó con el mando de la tele siendo un bebé. Tuve el ojo morado varios días. ¿Y cómo explico yo esto en el trabajo? Fue mi hijo de 2 años…Reconozco que a mi me tiene tomada la delantera, pero me da igual porque lo pasamos genial y nos partimos de risa.
No sé si os pasa, pero a mí me hace un daño de morir. Se apoya con todo su peso (y te aseguro que pesa lo suyo) y esos codos que son como auténticas agujas. ¿Cómo algo tan pequeño puede hacer tanto daño? Hay que aceptarlo. Es muy animal. Pero solamente conmigo, solo con su papá.

El problema no es él, soy yo
Claro, él aprendió a jugar así porque al final la química y conexión de niño – papá es muy diferente a la de niño – mamá. Conmigo es la fiesta, el cachondeo y las risas. Con mami, son los mimos pero también las broncas. Si lo dice mami, va a misa. Si lo dice papi, hay opción de cambiar de opinión. No hay nada, que un besito no arregle.
Esto tiene sus inconvenientes, todavía recuerdo cuando era bebé y estaba jugando con unos cochecitos en su habitación. Se cerró la puerta sin querer y yo fui a abrirla porque me asusté y tenía miedo que se quedase encerrado. Al abrir, me di cuenta de que la puerta no abría bien y el bebé empezó a llorar ¡le había pillado su manita con la puerta! Dios…tierra trágame. Aún no sé cómo logré abrir la puerta y gracias a dios, mi bebé no tenía nada.
En otra ocasión, volví a repetir la jugada con la terraza y la puerta corredera. Y como estas muchas más. Por eso, que al final ellos son unos trastos y siempre están armándola, pero muchas veces por desconocimiento e inexperiencia, la culpa de que se hagan pupa es nuestra.
Yo seguiré jugando con él a balonazos que parece que van a tirar la casa abajo, a rebozarnos como croquetas en la playa, a correr como si no hubiera mañana o a chiscarnos en la bañera hasta que mojamos el techo. Somos felices.
A veces no sé quién es más niño, si él o yo.
Un abrazo fuerte,
Cris Rodríguez
– Mami fundadora y creativa de la firma de ropa para bebé hecha a mano capotinas.com –

Deja una respuesta